A tan solo 30 – 40 minutos andando de las casas donde vivimos se encuentra la Laguna de Apoyo, una reserva natural situada en el cráter de un volcán, que es, sin duda, uno de los lugares preferidos de l@s voluntari@s para pasar el día.
Ya llevamos tres meses acá y cuando alguien nos preguntaba si habíamos ido a la Laguna de Apoyo y la respuesta era negativa sus caras de asombro no hacían sino confirmarnos que la visita era obligatoria. Así que aprovechamos la llegada de nuevos voluntarios para hacer una excursión y comer en la laguna.
Bajando por el camino que lleva directo al cráter y con una pendiente muy pronunciada, lo que hace inevitable pensar en lo terrible que va a ser la subida a la vuelta, entre las ramas de los árboles se distingue la laguna rodeada de vegetación.
Te puedes dar un baño en sus aguas y disfrutar del paisaje. Se podría decir que la temperatura del agua es la ideal, ni demasiado fría ni demasiado caliente. En el fondo hay un lodo muy fino y al removerlo unas burbujillas cosquillean tu cuerpo. Por lo visto, aunque el volcán no está activo algo en su interior genera este efecto.
A la vuelta fuimos a ver una película al “cine La Prusia”. Ángel, uno de los fundadores de la ONG, trajo un proyector, así que estamos poniendo películas los sábados por la tarde-noche, para adult@s, jóvenes y niñ@s en días alternos.
Cambiando de tema, esta semana pasada ha habido un festival de arte en la calle en Granada. Se ha denominado Berrinche Ambiental y estaba organizado por la asociación nica, “La Casa de las Botellas”. En otra ocasión preparamos una actividad con esta asociación que vino a La Prusia para hacer un espectáculo de malabares Ver entrada "Fin de semana de barrio"
Vinieron artistas de Centroamérica y se prepararon actividades para los niñ@s de Granada por la tarde y conciertos por la noche. Así que, aprovechando el festival, el viernes por la tarde algun@s voluntari@s llevamos a unos 30 chavalos a las actividades que había programadas en el Parque de La Pólvora. Estuvieron pintado el suelo de la plaza, les pintaron las caras y pudieron ver cómo algunos perroflautas hacían malabares. Aunque no estaba muy organizado lo pasaron bien y regresamos con ellos acompañándolos por el camino hasta sus casas como hacemos siempre que salimos “de paseo” (= excursión) con ellos.
El sábado, último día del festival, vari@s voluntari@s fuimos al centro de la ciudad para ver un pasacalles que terminó con un espectáculo y un concierto que trataban de remover la conciencia ambiental prácticamente inexistente en la sociedad nicaragüense.